29.9.16

Tres ciudades

Cielo de ciudad. Una ciudad, dos ciudades, tres ciudades,
La reminiscencia brillante de volver a una casa con baldosas blancas

Hay un árbol que puedes tocar desde la terraza. La noche es solo oscuridad porque el naranja de todos los edificios de todas las calles no duerme. El aire es distinto, como una habitación embotada, el aliento de miles de hormiguitas acostumbradas a vivir en cajita sobre cajita. A cada necesidad, una cajita, un par de cajas unidas: Mejor. Cincuenta, cien cajas unas pegadas a las otras con pequeñas ventanas y terrazas minúsculas. Cien, doscientas cajas cada una con su toldo a juego.


(Echo de menos a mis pajarillos, es todo raro sin su ruido. Pero pían y pían y es bonito imaginarlos.)


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